Sésame: Hace una semana empecé mal el viernes.
Cannelle: Si... poooobreeee...
Sésame: Yo es que tengo un imán para este tipo de cosas. No puedo hacer nada al respecto, me pasan y punto.
Cannelle: Es que claro, con tanto movimiento y tanta actividad, es normal que pasen algunas de estas cosas.
Sésame: Eso es lo que diría mi madre, añadiendo esa frase de madre "Es que no vamos bien Sésame (bueno, mi madre no me llama Sésame, me llama por mi nombre de verdad), vas como una loca todo el día"
Total, que ese viernes me desperté a la hora de siempre, me duché, me vestí y toda la parafernalia que conlleva prepararse para ir a trabajar, cogí el coche del párquing y venga, dirección Barcelona. A un kilómetro y medio de casa y mientras escuchaba las maravillosas notícias mañaneras mi teléfono vibró.
Cannelle: Nooooooooooo... ahora me vas a decir que lo miraste...
Sésame: Mmmm... no iba a decirlo por si hay alguien de la autoridad competente leyendo este blog (ahora mismo o en un futuro) pero sí, lo miré, desviándome treinta centímetros de la trayectoria hacia la derecha y haciendo que la rueda se enganchase con el bordillo.
Cannelle: Un día de estos te nos vas a matar! Y voy a llorar mucho... Así que cui-da-do, leñe.
Hecho constatable: Agujero en el neumático (no agujerito, nono... agujerazo)
Diagnóstico: Mordedura fatal de la goma de la rueda con resultado de muerte instantánea. (Rueda RIP)
Tratamiento: Sésame saca el chaleco amarillo, se lo coloca, coloca el triángulo y saca el gato. Intenta colocarlo en su posición, lo consigue, pero no puede quitar los tornillos de la rueda. Se caga en todo lo que se menea, lo intenta de diversas maneras violentas y decide que no puede. Llamada al señor Sésame que todavía estaba en casa. Transcripción de la conversación real (más o menos fiel)
Sésame (con su mejor voz de buena persona): Señor S (yo tampoco le llamo así)... Me ha pasado una cosa
Señor S. (con voz de condescendencia de alguien que está acostumbrado a que me pasen cosas raras): ¿Qué cosaaaaa?
Sésame: Mmmm... he pinchado
Señor S: ¿Has pinchado?
Sésame: Buenoooo... se ha hecho un agujero en la rueda
Señor S: ¿Qué? ¿Cómo se va a hacer un agujero?
Sésame: Bueno... es igual, que vengas a ayudarme porfa, que estoy aquí al lado y no puedo quitar los tornillos de la rueda.
Señor S: Llama a tu padre que hoy no trabaja y yo tengo que irme ya a una reunión. Si es que lo que no te pase a tí. Pero estás bien, ¿No?
Sésame: Sí, sí, si tengo el gato puesto, pero no puedo quitar los tornillos, que van muy duros.
Señor S: Pues quédate ahí y que te ayude alguien hasta que llegue tu padre
Sésame: ¿Crees que si me levanto la falda vendrá alguien antes a ayudarme?
Señor S: Tu verás...
Y sí, Sésame llamó a su padre (que no trabajaba y vive cerquísima de dónde estaba), le explicó la situación y fué a salvarla cual superhéroe cambiador de ruedas. Y es que, es bombero, y para eso se hizo bombero, ¿no? Para ayudar a la gente. Y yo soy gente (a la par que su hija).
Un momento vergonzoso fué cuando Sésame (en falda pero con el chaleco reglamentario puesto) y su padre (también con el chaleco) tuvieron que explicar la historia a dos Urbanos la mar de jóvenes y de buen ver que se pararon al ver el tinglado que tenían montado.
Sí, vale, soy una tía y la he liado con el coche. ¿Qué pasa?