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19 oct 2012

Nosotras éramos unas empollonas

Cannelle: Hola, soy Cannelle y en una época anterior fuí empollona
Sésame: Hola, soy Sésame y en una época anterior también fuí empollona (y de un cole de monjas... ¡tomayá!)*

Pues sí señores y señoras, nosotras éramos empollonas, pero empollonas de manual, de las que lo tienen todo a su favor para serlo. Cuando éramos tiernas pequeñinas, ya apuntábamos maneras y es que del checklist para empollones... ¡las cumplíamos todas!

¡Cuatro ojos, gafotas!
Sí modernos del mundo, nosotras hemos sido unas niñitas gafotas, y  ¡a mucha honra!

Sésame: Oyes, pues yo sólo puedo decir que fuí una gafapasta desde los nueve años. Y si eso no es ser precursora de la moda, que venga alguien y se atreva a decirme lo contrario.
Cannelle: Mis gafas actuales son del mismo tamaño de las que llevábamos entonces. Lo único es que antes nuestras gafas no eran Ray-ban
Sésame: No, eso no... yo las primeras que llevé eran rosas y con dibujos de globos (si... es que tenía 9 años) y además llevaba una tira para que no se me cayeran al suelo (mis padres nunca se han fiado mucho de mi). Eran la mar de trendy. De hecho creo que el otro día vi a una chica en un blog que llevaba unas muy parecidas.  

Correr es de cobardes
Los niños empollones normalmente no son los más deportistas de la clase, y nosotras no éramos una excepción. Pero oygan,  no estamos traumatizadas ni nada de eso, no crean. Ahora podemos decir que vamos al gimnasio, a la piscina y que nuestros respectivos profesores de gimnasia se quedarían anonadados ante tanto esfuerzo y dedicación.


Sésame: Si yo hubiera conocido la frase de "correr es de cobardes" en mi infancia, la hubiera soltado más de una vez seguro.
Cannelle: Jo.. pues anda que yo...
Sésame: Como era bastante alta para mi edad (luego me estanqué y no llegué a ser una chica 1.80), me ficharon para el equipo de básquet del cole (de monjas). Cuando se dieron cuenta de mi falta de coordinación... me invitaron a abandonar la cancha y dejé definitivamente los deportes de pelota. En mi defensa he de decir que siempre he nadado y mal mal... tampoco se me daba. El problema era que como era miope total (¡cuatro ojos, gafotas!) y era demasiado joven para llevar lentillas, me pegaba unas leches contra la pared de la piscina y con los otros niños... Total, que muy deportista no he salido tampoco.

Mi niña me saca muy buenas notas
Eso sí, hemos sido el orgullo de nuestros progenitores. Todo excelentes y como mucho algún notable suelto por ahí...

Sésame: O un bien raspado en gimnasia... que eso siempre lo tendré clavado en el corazón...
Cannelle: Claro, claro, pero en mi casa me decían que gimnasia no contaba

Esta chica es la Betty rusa...
Sésame: Me da un poco de grimilla pensar que tiene un parecido
 bastante considerable con la Sésame pre Blur
Sésame: En la mía también... pero no creas, siempre he sido un poco repelente y no me molaba ver una nota más baja de notable en la lista de notas. (Ser repelentilla también es uno de los must de los empollones). Tampoco contaba religión... pero para temor de mis padres sacaba siempre excelente (que no me hubieran llevado al cole de monjitas...)
Cannelle: Oye, pero ¿qué quieres que te diga? ser unas empollonas nos ayudó a entrar en la carrera que queríamos, a acabarla en un tiempo razonable y a mi... ¡a estar en el paro en este preciso momento!
Sésame: Sí, es que haber sido unas empollonas... no siempre es el camino seguro hacia el éxito.


*Nota mental: Algún día deberíamos hablar de mis experiencias en el cole de monjas...

12 jul 2012

Ser adolescente en los noventa (Vol III) El calimocho

Reanudamos la exitosa serie de posts, Ser Adolescente en los noventa. Porque sí, porque nos gusta recordar la etapa adolescentil, y porque da para mucho, ¿sí o no?

No lo vamos a negar, el calimocho fue, ¿cómo lo diríamos? La bebida energética de los adolescentes de los noventa, la incursión en el mundo de los adultos beodos, las primeras potas en bares inmundos, y por encima de todo eso, las  primeras tajas.

Sésame: Yo era de las de calimocho con mucho licor de grosella (nunca he vuelto a beber grosella de esa...). No descubrí los placeres de la cerveza hasta mucho después (porque la cerveza es como los grandes placeres de la vida, que cuesta acostumbrarse a ella, pero una vez lo haces...). ¿Dónde ibas tu a pasar esas tardes de borrachera inacabable?

Cannelle: Pueeeeeeeees yo es que odiaba el calimocho y sus vomiteras rosas. Qué asco, por favooor! Yo era más de clara o de JB directamente de la botella, de esa botella que nos íbamos pasando de mano en mano. Pero que conste que eso era solo muy de vez en cuando, ya que yo nunca he sido de beber (me sienta como el culo). A mi me daba por fumar porros y para eso no hacía falta ir a ningún garito.

S: Pues yo iba al Señor Lobo, apreciaba muchísimo esos suelos pegajosos, esos baños sobre los que corrían tantas leyendas urbanas (si habíais oído alguna, por favor, compartidla, me haría mucha ilusión) y ese calimocho de baja calidad (sí, en el calimocho también hay añadas y su calidad depende mucho de la mano de quién lo prepara, quiero decir de si se las ha lavado o no, claro)

Hemos perdido el bouquet del Calimocho. Los adolescentes noventeros nos hemos convertido en pre-puretas que beben Gintonics de ginebras caras, mojitos con menta de verdad (¡nada de menta de bote, que nos indignamos con el camarero!). Pero... ¿Dónde han quedado esas tardes de calimocho y pre-cerveciles?

S: Ahora que lo veo así como de lejos... nuestra adolescencia fue como es la vida de los guiris modernos que vienen a Barcelona de vacaciones. Pero con menos dinero.
Pero vamos a devolveros a vuestra adolescencia noventera poniendo unos mega hits, y si después de oirlos no os entran ganas de bailar como locos, de mover la cabeza sincopadamente y de volver a poneros pantalones de campana y chaquetas vespa... es que sois unos insensibles.



Esta canción fué lo más de lo más. Ese trío de adolescentes noventeros escapándose de casa, esas camisetas de dos colores que siguen llevando los modernos... Si es que lo tiene todo para ser un hit juvenil.



Sí, señores y señoritas, tanto en el Lobo como en la Ovella, como donde fuera, flipábais con esto... Y pensar que la señora Dita von Teese ha dormido a su lado... ayyyyy ¡qué grimilla!

Y por último, para acabar con nuestro recorrido calimochero... Esta se la dedicamos a nuestra amada @luciaprado* porque... no sé porqué nos da, que su gusto por LCA empezó por aquí...






*Aquí, las señoritas de S&C y @elena_ada estamos llevando a cabo una bonita campaña para que Lucía vaya de tertuliana al programa del señor Arús. Vamos a llevar el hashtag #lucifortertulian  a otro nivel. Lo van a flipar ustedes señores de Arucitys!




29 may 2012

Madre no hay más que una

Cannelle: Bueno, en nuestro caso dos, porque cada una somos de una madre
Sésame: Y de un padre diferente también, no creáis. 
C: Si hace unas semanas vimos que las madres de todo el mundo mundial repetían las mismas frases, ahora nos planteamos otra gran incógnita 
S: Nos revuelve las entrañas el conocer el grandioso mundo de los actos de madre, esas formas de asegurar ese amor incondicional que nos profesan esas mujeres que nos parieron.



Siempre preguntan
Las madres quieren saber, necesitan datos, estar siempre informadas de todo lo que hacen sus retoños. Además, para conocer esos datos hacen preguntas concretas, cortas y precisas. Y os mostramos un trozo de conversación que podría ser real para que sepáis a lo que nos referimos

Madre: ¿Dónde vas a estas horas?
Hij@: Salgo
M: ¿A DÓNDE? Y que conste que ya no es hora de salir... 
H: A tomar algo
M: ¿Con quién?
H: Con mis amigos
M: ¿Con qué amigos?
H: Joer, mamá... los de siempre... Pues X, Y, Z... 
M: ¿Cuándo vas a volver?
H: Pues no lo sé, cuando vuelvan los otros
M: A la hora de siempre,  que tus amigos son unos perdidos, sobretodo Z...

(Realmente lo hemos cortado, pero es que estas conversaciones pueden llegar a ser infinitas en el tiempo, y por eso los adolescentes, pre adolescentes y post adolescentes siempre llegan tarde, por culpa de las madres necesitadas de información) 

Más guapa o más fea, esta podría ser tu madre en pleno interrogatorio.
Bueno... que las madres siempre siempre son guapas, eso es una verdad como un templo

Cannelle: El problema es cuando no has quedado con los de siempre y tienes, por ejemplo, una cita. Es entonces cuando no sabes exactamente qué responder a las preguntas maternales, ya que eres totalmente consciente de que el "joer, con los de siempre" no va a colar. Un poco de intimidad, señoras madres...

Las madres llenan sus cabezas de datos para conocer a fondo la vida de sus retoños... 



Y ese novio y esos amigos tuyos...
Y ningún amor de madre es completo si no critica a tus amigos. Y no se lo callan, las jodías, no. A ellas les va más eso de no tener pelos en la lengua y decirte las verdades a la cara. Tus más mejores amigos de la adolescencia, esos que vestían raro, que llevaban piercings y que te llevaban por el mal camino.
Y qué decir de los novios....

Cannelle: Mi madre les ponía motes a todos. El chupachups, el enano saltarín o el gordo (a secas) eran algunas de sus creaciones.

Sésame: La mía no se metía mucho, la verdad. Aunque también es cierto que yo por aquél entonces no le contaba demasiado...


normal... con los amigos rarunos que hemos llegado a tener...

Si a tu madre le gustaban tus amigos o tus novios, lo sentimos, no has vivido suficiente.


Abrígate que hace frío
Para una madre, siempre siempre siempre hace frío. Da igual que estés en plena Alpujarra en el mes de agosto a las tres de la tarde. Una madre de verdad, te ve salir de casa y te recuerda "hij@, coge una rebequita que luego refresca, ¿eh?" 


Es el instinto animal, ese que hace que la madre osa coja con la mandíbula a sus ositos y se los ponga cerca de la tripa para darles calor, pero como el ser humano no tiene pelo y sería raro que una madre mordiera a su hijo en la nuca para ponérselo entre las piernas, pues le pide que se ponga un jersey. 

Y acordaros de esas bufandas atadas con un nudo por encima del gorro del abrigo, que no sabemos cómo hemos sobrevivido a esas muestras de amor materno, si es que no nos llegaba oxígeno a la cabeza... 

Sésame: Pues qué quieres que te diga, yo antes no me lo creía pero ahora llevo siempre mi rebequita, incluso en agosto, que por la noche refresca y pillo un resfriado de esos de verano que ríete tu de la gripe aviar. Mamá, tenías razón con lo del frío 


Cannelle: Si es que siempre se nos quedan cosas en el tintero, nos ponemos a escribir y... mira lo que pasa
Sésame: Bah, pues nada oye, que nos dejamos el resto para otro post. 

Y por cierto, progenitoras de Cannelle y Sésame, sí, es cierto, habéis hecho todo lo anterior (y mucho más), pero os lo agradecemos y eso no quita que os queramos, ¡coñe!






6 may 2012

Frases de madre

Siempre nos hemos preguntado en qué momento una mujer siente la necesidad de soltar una frase de madre, suponemos que se tienen que cumplir ciertos requisitos:
- Que tenga hijos o niños pequeños a su cargo (imprescindible para poder soltar una frase de madre en toda regla)
- Que la situación lo requiera (nunca una madre suelta una frase de madre así porque sí)

Cannelle: Yo querría saber en qué momento exacto se despierta ese instinto de soltar frases agoreras.
Sésame: En el momento del parto las proteïnas SM (supermadre) se activan, y ayudan a que el cerebro empiece a reaccionar a estímulos externos y a generar frases de madre.
C: Sí, podría ser, yo creo que todos hemos recibido más o menos las mismas frases de madre y estamos bajo su influencia.

Frase 1: No me pises el suelo que está fregado
Sésame: No hace falta decir nada más, ¿no? Pues sí, porque de una manera o de otra, resulta que SIEMPRE tenía que ir al otro lado de la casa cuando mi madre estaba fregando. Lo hacía a posta. Seguro que puede leerme el pensamiento y que sabe lo que quiero hacer en cada momento.


Cannelle: Yo no lo hacía a posta. Pero muchas veces no me dejaba otra. Me explico. Estar jugando en la habitación, en el segundo piso, y querer ir a la cocina, a la calle o donde fuera y encontrarse las escaleras fregadas. Antes de bajar el primer escalón ya oía "acabo de fregar, ahora te esperas. Hubieras bajado antes". Y a eso le solía añadir "cuando te lo he dicho". Porque la mayoría de las veces me disponía a bajar porque me había pedido algo hacía un rato. Jolín, es que mi madre es súper rápida cuando se pone a fregar y cuando te das la vuelta te encuentras sitiada en una habitación o en el sofá con las piernas al aire.

Frase 2: Si no te lo comes ahora, para merendar, y si no, para cenar
S: Si, si, esta la habéis escuchado todos, no mintáis. Hay pocas cosas que no me gusten, pero mi madre se empeñaba en cocinarlas regularmente, y ¿para qué? me pregunto yo... Llevo varios años sin comer coles de Bruselas y no me he muerto, ¿porqué mi madre estaba empeñada en hacerlas?


Cannelle es una experta en esto, principalmente porque de pequeña no le gustaba ni la verdura, ni el pescado, ni la fruta, ni la mayoría de carnes. Se quedaba SIEMPRE en la cocina del colegio terminando de comer... e incluso se había llevado más de una vez y de dos el plato a clase. Y alguna vez la habían mandado a comer con los de párvulos.

Frase 3: Cuando seas padre, comerás huevos


Sésame: Mamá, padre no podré ser nunca, en todo caso madre. Y sí, cuando sea madre, seguramente usaré esta frase.
Cannelle: ¿En serio? No había oído en la vida esa frase...

Frase 4: Como te hagas daño te pego
Sésame: Esta era más de mi abuela, pero para el caso, sirve igual ¿No era suficiente con aprender con el daño que me había hecho? ¿Encima tenía que venir con la zapatilla y darme en el culo? He de decir que esta amenaza la había escuchado muchas veces y que algunas se había llevado a cabo, con consecuencias desastrosas (no para mí, si no para mi abuela, que me daba con la zapatilla, sí, pero después se sentía culpable y me hacía un bocadillo de queso). La madre de Cannelle era más de "como no pares de llorar te pego", que para el caso...

La madre de Cálico electrónico también le decía esta frase...

Frase 5: Si todos tus amigos se tiran por el balcón, ¿tu también?
Sí, madre, era adolescente, si mis amigos se hubieran tirado por un balcón, yo seguramente me hubiera tirado también. Aunque no lo hubiera reconocido nunca por aquél entonces.

Frase 6: Si es que ya te lo decía yo
No puede haber frase más lapidaria. Porque las madres siempre tienen razón. Pero nosotros necesitamos equivocarnos para aprenderlo.

Hemosdicho


25 abr 2012

Hermanas (Pero no las Hilton)

Cannelle: Sésame, siempre había querido tener una hermana. En plan amigas, que juegan juntas, que se ríen juntas, que se dejan la ropa y comparten sus cosas (primera regla, novietes, etc). Tengo un hermano, pero me hubiera gustado tener una hermana. Una Sésame. ¿Te lo imaginas? Tejiendo, bordando, cosiendo, riendo, tú tocando la guitarra (y enseñándome un poco, que siempre he sido un desastre), yo pintando.
Sésame: Te veo muy bucólica y amorosa, porque según tengo entendido, la mayoría de las hermanas se pasan la mayor parte del tiempo peleando por los juguetes en una primera etapa, por la ropa y los novios en la adolescencia y por el amor incondicional de los padres toda la vida.
Además, yo de pequeña pasaba un poco de todo el tema tejer y bordar, yo era más de Lego. Pero oye, como estamos echándole imaginación... Si a mi también me hubiera gustado pelear, uy, digo, jugar con una hermanita. Piensa que yo sería la hermana mayor y podría volverme maligna (muahahahaha)
C: Tienes razón... pero qué bonito nos lo pintan en la tele, el cine y los libros. Bueno, yo sería la hermana pequeña pero te recuerdo que siempre he sido alta por mi edad (hasta que dejé de crecer) y tenía unos kilos de más. ¡Pelea, pelea!

Se terminó jugar sola y los amigos imaginarios.

Compartiríamos sueños (Espera, espera, que esto es un anuncio de pañales... lo tenemos claro, ¿no?)

Entre los Legos de Sésame y los Playmobils de Cannelle, imaginaos toda la casa llena de muñequitos por los suelos. A esas dos, imaginación no les falta...
 

S: Vale, hemos visto que la vida en la publicidad puede ser magnífica, pero no sé si la realidad sería exactamente como la pintan estos anuncios. 
C: Eso sí, y además... ¡pobres progenitores! Jajaja
S: Pues sí, pobres, y es por esto que si existe un ser superior justo, tuvo piedad y ninguno de nuestros progenitores tuvo una Sésame y una Cannelle juntas. Que en mi caso ya era bastante difícil con llevar la cuenta de los puntos de sutura de una sola niña. 

22 abr 2012

Ser adolescente en los noventa (Vol II) Vestir en los noventa

Sésame: Después del post de los noventa, he visto que nuestra adolescencia tampoco fue fácil. 
Cannelle: Calla, calla, yo a todos los que dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, querría liquidarlos.
S: Pues sí, debe ser que el tiempo todo lo cura y la gente no se acuerda, porque vamos, yo no podría volver a pasar por esa montaña rusa hormonal, esas emociones intensas, esas noches de calimocho, esas sesiones de tarde en el Sr. Lobo y la Ovella negra... Definitivamente, no volvería a la adolescencia.
C: Uff.. esas tardes entre porros en el Casal de Joves, los extremismos políticos, los enamoramientos fortuitos de los mayores del instituto, los adultos como eternos enemigos... Definitivamente, no, yo tampoco volvería.

Mientras estábamos en esos bares de la zona de Marina, escuchando a Green Day, Rage against the machine, los Red Hot Chili Peppers, Aerosmith y Ska-p (no nos olvidemos de ellos, por favor...), bebiendo calimocho en esas mesas guarreras, en las que se te pegaban los brazos y bailando en esas pistas en las que se te pegaban los pies en el suelo, este era nuestro uniforme:

(Si eras de las que llevabas cazadoras tipo bomber, no leas esto, no te va a molar porque ni en tus peores pesadillas te ponías nada de lo que llevábamos nosotras y además creías que no nos duchábamos. Es más, no sólo no te hacíamos ninguna gracia entonces sino que seguramente tampoco te la hacemos ahora, así que desiste)

Camisetas de rallas: Esas excursiones que hacíamos desde el extraradio para comprar en el Camello o en JBP  camisetas de manga larga que luego nos poníamos debajo de una camiseta de manga corta (a poder ser de grupos de música). Asumimos que en esa época todo era como tres tallas más grande de lo que necesitábamos.
S: La camiseta que llevo en esta foto la sigo llevando para dormir. Otra cosa no, pero el algodón era bueno bueno...

Camisetas de rallas, vespas y collares de cuerda con abalorios  (las dos personas
que salís en la foto sin  que me hayáis dado vuestro permiso... sorry!)

Chaquetas vespa: Siempre pasa, la ropa que llevaban nuestros abuelos, vuelve. Y hay momentos preciosos en la historia en la que los abuelos comparten ropa con los nietos, y las chaquetas vespa, tuvieron ese momento.
Sésame: Yo incluso puedo decir que hubo un momento de mi vida en el que llevaba chaqueta vespa y zapatillas Vans al mismísimo tiempo que mi abuelo lo hacía (bueno, las mías eran de cuadros blancos y rojos y las suyas negras, pero...). Qué momento más emotivo, ¿verdad?
Las favoritas de los leñadores, la gente que curra en el campo
y los adolescentes noventeros

Bambas grandes: Si, cierta marca de zapatillas deportivas, (si esa en la que pensáis, la de las tres rallas) se forró con las bambas grandes y anchas. Si es que si no llevábamos botas Dr. Martens, llevábamos bambas grandiosas. Las chicas adolescentes de los noventa éramos la mar de femeninas, lo que nos extraña es que todavía alguna vez que otra ligábamos (claro, que era con tíos que llevaban ropa más ancha que nosotras, camisetas de grupos más guarreras y bambas muchísimo más grandes)

Finales de los noventa.. la desgraciada época de las pelis de la guerra de las Galaxias.
 La sillita de bebé era del restaurante. Chaqueta militar, camiseta grande, camisa de manga
larga debajo, pantalones anchos... 




Tejanos elásticos: Sólo hubo una prenda que no llevábamos ancha, y esa eran los pantalones elásticos. Los más usados eran los negros (que se desteñían muy rápido y quedaban guarreras guarreras), pero también había de rallas verticales de colores (bàsicamente negros y rojos) y de cuadros (estos ya de cualquier color, que no se diga). Los elásticos desaparecieron durante un tiempo, pero ahora los volvemos a llevar en formato tejano.  Más tarde hubo una evolución de estos pantalones elásticos, y se empezaron a llevar los elásticos de campana (éstos han perdurado hasta la actualidad)

Pantalones de cuadros, botas enormes y un proyecto de rasta
 (los maravillosos noventa).

Pantalones anchos  de bolsillos (bautizados por las madres del mundo como "cagados"): Si, éstos no han vuelto, afortunadamente. Nos quedaban fatal, a TODAS sin excepción. Llevar pantalones tres tallas más grandes, nunca (y digo nunca) debe volver al mundo de la moda. Además, tampoco llevábamos nada en los bolsillos, ¿para qué tanto sitio para guardar cosas desaprovechado?

Sésame: Pues sí, en los noventa no fuimos un dechado de estilo... Y que conste que yo me he mojado y he puesto fotos (he de decir que no he escogido las peores, que no me importa exponerme, pero tampoco soy tonta...), pero ¿y lo bien que lo pasamos?

Cannelle: Si, a pesar de todo lo pasamos genial, ¿el Vol III de los noventa de qué irá?

S: Por mi de eso, de lo bien que lo pasamos en los noventa, ¿tu que dices?

C: Que ¡a por ello!





18 abr 2012

Ser adolescente en los noventa (Vol I) Los noventa en general

Sésame: Los ochenta fueron social y estéticamente duros pero su década sucesora no se quedó corta. Hablamos de mallas, tejanos y camisetas anchas, bambas de aerobic, riñoneras y del "loro" en la playa.

(vía http://www.tendenciaymoda.com.ar)

Cannelle: Pero pongamos cada cosa en su contexto. ¿Cómo íbamos a salir si el mundo estaba preocupado por la caída del muro de Berlín, la guerra fría, la guerra del Golfo, las de los Balcanes, la convulsa creación de los países de la ex-URSS, y nuestro entorno más cercano preparaba las olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla?

¿Qué querían que fuera de nosotros si entre tanto revuelo político nosotros nos estábamos posicionando ante el mundo como futuros adultos y encima murieron Freddy Mercury y Kurt Cobain? ¡Y nos confunden todavía más con la clonación de una oveja y con la aparición de una pastillita azul para los hombres mayores!

Kurt Cobain fue un mito musical, pero también estético. Popularizó los mobos, las botas militares, las camisas de camionero y las greñas guarreras

Como dice nuestro amigo El sobrino del diablo Kurt Cobain, ese cantante que popularizó un estilo musical que se basaba en llevar una camisa de cuadros encima de otra camisa de cuadros. (Por cierto, poned "camisas cuadros años noventa" en google y...¡oh! sorpresa salen un montón de imágenes de Kurt Cobain)
El mítico piercing en la ceja, por el cual muchos sufrieron tanto

Rage Against the Machine y su estética noventera

Para más inri, en la tele ponían cosas como Verano Azul (sí, otra vez), Los vigilantes de la playa, El equipo A,Juana y Sergio, El principe de Bel-Air, Sailor Moon, los Cazafantasmas, Los Caballeros del Zodiaco y los Power Rangers.

Hasta los caballeros del Zodiaco llevaban greñas y incluso uno se parece sospechosamente a Kurt Cobain

Los cazafantasmas

Colores primarios, muchas leches y tramas absurdas, los Power Rangers (se lo podían currar un poco más con los trajes, que se les ve la cremallera...)

Crecimos entre el boom de la GameBoy, de la Nintendo y de la SEGA... ¡y de la primera PlayStation! Mezcla Super Mario Bros, Street Fighter II, Sonic y Gran Turismo con los todavía vigentes comecocos y Tetris, con la aparición de músicos como Robbie Williams, Britney Spears, Christina Aguilera, Take That, Spice Girls, Backstreet Boys y N'Syncy verás como te salen los niños.



Aunque nosotras ya éramos protomodernas y escuchábamos otras cosas y desdeñábamos a aquellas que escuchaban los cuarenta principales.

Creo que hemos desmerecido la década de los noventa... esto se merece posts individuales sobre ropa, tecnología y música. Si, si, reiros ahora, pero más os reiréis cuando hagamos el de ropa y pongamos nuestras pintas adolescentes.

Y para que veáis que hay muchos ochenteros que saben de qué va todo esto de lo que hablamos, este vídeo no tiene ningún desperdicio. Ole, ole y ole




17 abr 2012

Generación ochentera ¡Uníos! Vol II. Jugar en los ochenta

Cannelle: Yo es que no sé cómo todavía estamos vivos todos los nacidos en los ochenta.
Sésame: ¡Uy sí! lo insalubre que era la vida allá por los ochentas...
C: Más bien me refería a lo peligrosa que era.
S: Ah si... eso también. Yo me pasé más tiempo en los ochenta con escayola en alguna extremidad que sin ella (y esto sos lo juro que no es mentira).
C: ¿Eras tipo Rambo?
S: Yo más quería ser tipo equipo A, si consigue encontrarlos, tal vez pueda contratarlos tatachaaaaan cha cha chaaaaan...
C: Bueno, hablas con una que se ha roto cada dedo de la mano entre 5 y 10 veces, entre otras lesiones. Te recuerdo que soy de pueblo y que odiaba los vestidos. Pero de lo que quería hablar es de lo peligroso que era jugar en los ochenta, ¿empezamos?
S: Venga va, que hoy estoy on fire para pensar paridas. Además, lo bueno que tiene hablar de estas cosas ochenteras es que no había mucha variedad y todos teníamos lo mismo, así que todo el mundo va a comprender estos sentimentos...

- El tragabolas: A ver, que las dos creemos que el hipopótamo rojo estaba trucado. El muy gordaco era el que más tragaba siempre. Señores de Mattel, si hay un truco para que los otros hipopótamos traguen al ritmo del rojo, ¡háganlo público de una vez! Y diréis, este juego no era peligroso... ¡Mentira! Pero si ahora les pondrían muñequeras a los niños para jugar, si te rompías la muñeca y la palma de la mano de darle a los jodíos hipopótamos...



- La bici BH: Por favor, todos los que lean este post y hayan tenido una bh que amablemente posteen un YOTAMBIENTUVEUNABH, venga chicos, no es difícil y así compartiremos momentos bicicleteros únicos.

Igualita igualita que la de Sésame. La de Cannelle era roja.
C: Siempre había querido tener una bici como esta. Había un niño en el pueblo que la tenía y era lo más.

- La pelota loca: el juguete que todos los niños y niñas nacidos en los ochenta hemos querido tener en algún momento de nuestras vidas y que pocos han tenido porque la mayoría de las familias lo consideraban un invento del diablo. Normal. Eso pegaba unos botes difíciles de controlar. Salto para allí y pum, de cabeza a la pared. Salto para allá y pam, escaleras para abajo y ostia que te crío. 
Sésame: Yo ya lo dije en otro post, que mi abuela me decía "Cómo te hagas daño, te pego", ya no me metía con estos inventos, porque sabía que iba a pillar fijo. 



- Pin y Pon vs Playmobil: Los ochenta fueron la década de los muñecos monoexpresivos, sin articulaciones, de pelo en forma de casco y pequeños (ahora los llamarían minimalistas). Hablamos de Pin y Pon, y en su versión más evolucionada y menos ñoña, de los clicks de Playmobil. Serían feos, pero daban pie a que soltáramos al máximo nuestra imaginación. Vaya montajes teníamos más de uno y de una. El novio de Cannelle incluso les había montado un sistema monetario a sus Playmobils con bolitas de plastelina. 
Sésame: No me digas... joer estos economistas, si que empezaban pronto. 


- Nancy: la prima fea y rolliza de Barbie. Según Famosa, Nancy es la muñeca más bonita. ¡Y una mierda! Tenían la cabeza desproporcionadamente grande, frontón, cara de mayor y cuerpo de niña. Y no hablemos del nivel de horterismo de sus vestidos. 
Sésame: es que en mi casa siempre hemos sido un poco outsiders, y yo no tuve ni Nancys ni Barbies. Yo era más de Barriguitas 


- Blandiblub: ¿quien no ha tenido entre sus manos esa masa viscosa? Y poner algo así en las manos de un niño es peligroso, si o sí. Cannelle tenía el techo de la habitación pintado con un cielo con nubes hasta que a su hermano se le ocurrió que sería divertido lanzar bolas azules y rosas de blandiblub al techo y ver como caían (si caían). 
La frase de madre era "¡A la pared no! que se quedan las marcas", pues ¿dónde querían que las pegásemos?


Algo similar pasaba con la mano loca. Qué divertido era aquello... y cuantas veces se había quedado pegada donde no tocaba. Ah, y por el camino, entre la tiro aquí y la tiro allí, todas esas cosas pegajosas que nos gustaban tanto iban recogiendo polvo, arena, pelusilla, y demás cosas de las que las madres de hoy en día se escandalizarían. 


- Operación: Ese hombre asexuado, con cara de pánico al que le retirabas huesos uno por uno. Lo que llegó a triunfar la mierdecita de juego unas navidades.  A ver, que el jueguecito de marras tampoco era la bomba, pero era lo que había. 



- Los juegos de calle: ¿Quién no ha jugado al escondite, al pilla-pilla o a canicas en el patio del colegio? Pero vamos a centrarnos en el boom ochentero de la peonza. Era un juego de niños pero también una forma de intimidación del chulo de turno, que llegaba con su pedazo de madera pintado con rotuladores (solo los pringaos llevaban la peonza sin pintar), la lanzaba con fuerza encima de la tuya, que terminaba dando tumbos en la otra punta, y la recogía con la cuerda haciendo cabriolas. Y tú quedabas como un idiota. 

Arma de bulling ochentera.

Entre armas de bulling, no llevar casco y la ingesta de plastilina y de cualquier cosa que encontrábamos... seguimos diciendo que no es posible que hayamos llegado tan lejos. 
Sésame: Si, además, los noventa tampoco fueron mucho mejores, yo creo que podríamos analizar nuestra adolescencia en otro momento, ¿no Cannelle?
Cannelle: ¡A por los noventa!

13 abr 2012

Generación ochentera, ¡Uníos! Vol I. Vestir en los ochenta

Cannelle: Si, somos muchos los nacidos en los 80, con muchas cosas en común, unas que vale la pena recordar, y otras que no.
Sésame: Ahí te equivocas, vale la pena recordarlas todas, lo que no vale la pena es repetirlas. Por favor, que alguien le diga a las tiendas del señor Amancio Ortega que dejen lo de los ochenta en los ochenta...
Cannelle: ¿Hacemos un análisis de los traumas ochenteros?
Sésame: Por mi sí, pero si hay alguien que luego tiene que ir a alguna sesión del psicólogo por esto... por favor, que no nos pida responsabilidades.

Que si, que por mucho que nuestras madres digan "Ay hija, si ibas siempre monísima" o "Es lo que se llevaba, ibas la mar de moderna" no dejamos de escandalizarnos al ver las fotos de nuestra infancia.
Sésame y su prima, monísimas cual Casa de la pradera
- Los calcetines: ¿Cuándo inventaron los calcetines notanlargos? A ver, que tampoco es tecnología de la Nasa, que no hacía falta ni los calcetines por encima de la rodilla, ni esos calcetines de hilo con bolitas y florecillas en un lado (que por cierto, los hijos de los acaudalados siguen llevando). Que por mucho que a las chicas del catálogo de Calzedonia les queden divinos de la muerte... son incómodos.

Cannelle con sus calcetines blancos incómodos de la muerte

- Las hombreras: Los señores de Locomía y Miguel Bosé sí que les sacaron provecho a las hombreras. El resto del mundo parecíamos futbolistas americanos venidos a menos. Y es que, ¿quién decidió que a los niños se nos podía poner hombreras? es más, ¿quién decidió que hasta las camisetas necesitaban hombreras? Yo diría que a alguien que se merecía ir al paredón directamente. Por favor, aquellos que crean que se merecen el paredón que dejen un mensaje en este post diciendo PAREDÓN.SI 

- Las camisetas Acid de colores fosforito: Si, esa es una de las cosas que no deberían haber vuelto. Lo que la moda ha liquidado, que no lo devuelva a la vida Bershka. 

- Los vestidos de domingo y los lazos en el pelo:
S: Bueno... yo es que lo de los lazos en el pelo no lo he sufrido. Mis padres que siempre han sido la mar de modernos me llevaban con el pelo a lo garçon, vamos, cortado como un niño, y eso lo envidiaba un poco por aquel entonces, aunque ahora me alegro de la sabiduría de mis padres.
C: Pero te vestirían de domingo, no? Con esos lazos, esos cuellos babero con puntillas, esas blondas y esos volúmenes. 
S: Si, eso sí, y si no mira esta foto de mi comunión.


La foto ME SE ha revelado y no quiere girarse, pues así se queda...
C: Tengo que decirte, orgullosa, que de eso me libré bastante. Soy tan pagana que no estoy ni bautizada, ni he hecho la comunión ni nada por el estilo. Y odiaba los vestidos MUCHO y la mayoría de veces me salía con la mía. Pero no te creas que era tonta la niña... que le pedía a su madre que le pusiera ese jersey con el caballito bordado en el pecho. Ah, y de lazo en el pelo nada, que lo llevaba cortito.
Mi "uniforme" ochentero y casi que también noventero, era tejanos + camisa/camiseta + jersey.
C: Si, si, esa soy yo en 1990: abalanzándome encima del Tió. Por algo me llamaban marimacho mis compañeras de ballet..

C: Vale, he encontrado una foto con vestidito.

- Los chándals de yonki: Si hombre... los cándals de yonki... táctel, colores vistosos, a poder ser fosforito, tacto de ese que da grimilla, ¿qué podemos decir de esta prenda? que levante la mano aquél que no haya llevado la parte de arriba de uno de ellos con tejanos y creía ir la mar de aparente (va, no mintáis que ahora os estáis acordando de vuestro chándal hortera)
Si es que no se puede ser más ochentero. Riñonera power!
Poca broma, que el chandal de nuestro cole era lo más en aquella época.

- Los tejanos de cintura alta: Señores del mundo de la moda, ¿qué tipo de conspiración extraña ha hecho que estén volviendo los tejanos de cintura alta? Ya quedaban mal en los ochenta, y ahora, ahora siguen quedando mal. Y no solo quedan mal, sino que son la cosa más incómoda del mundo (sobretodo si tienes unos quilos de más).

C: Los pantalones altos son mi mayor trauma estético de infancia. Mira, mira... 

S: Vale, creo que esto de los ochenta puede dar más de sí... continuamos otro día
C: Por mi vale, pero no vayamos más allá de los noventa, que mi adolescencia...
S: Jeje, pues anda que la mía...